3. ÉTICA INTERRELIGIOSA.




Es posible esa ética mundial de la que habla el texto, y básicamente consiste en un fondo común que incluye valores y normas, derechos y deberes elementales, una actitud ética común, es decir, una ética de la humanidad. Una ética mundial que enlaza entre sí los re­cursos religioso‑fílosóficos comunes ya existentes de la humanidad, uniéndolos:

—No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones.
—No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones.


Se dirige particu­larmente a la responsabilidad individual de cada uno en su puesto en la sociedad y, muy en especial, a la responsabilidad indivi­dual de los dirigentes políticos.

«Lo que no quieras que te hagan a ti, tampoco se lo hagas a otros». Estos principios fundamentales son desarrollados y concretados en la Declaración de Chicago. 






Y lo que las religiones podrian aportar a esta ética se resumen en: 
El compromiso a favor de una cultura de la no violencia y del respeto a toda vida, un 
Compromiso a favor de una cultura de la solidaridad y de un orden económico justo, un c
ompromiso a favor de una cultura de la tolerancia y de un estilo de vida honrada y veraz y finalmente c
ompromiso a favor de una cultura de la igualdad y el compañerismo entre hombre y mujer. 




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